La fase de intervención consiste en la puesta en práctica de técnicas psicológicas dirigidas a conseguir los objetivos planteados.

 

En todo momento el protagonista de las sesiones será el propio cliente. La metodología de trabajo se sustenta no sólo en el intercambio verbal sino también, y tanto o más importante, con la realización de una serie de tareas que se realizan entre sesión y sesión. Estas tareas serán siempre consensuadas con el cliente, siguiendo el ritmo que éste pueda asumir.

 

La duración de esta fase de intervención puede variar, en función de la duración de los síntomas y problemas del cliente, de su intensidad y complejidad; así como de la frecuencia de las sesiones.